Casa para la cotidianidad

Es un espacio que emerge de la necesidad de una vivienda que no solo cubra las necesidades básicas, sino que también aproveche y reutilice unos muros originalmente destinados a funcionar como muro de contención, elaborados con cilindros de concreto. Estos cilindros son pruebas de concreto que, hace 15 años, se usaron para conformar dichos muros.

La idea de configurar el espacio aquí surge de aprovechar esta estructura existente y, al mismo tiempo, reducir el consumo de recursos en la elaboración del proyecto. La configuración particular de los muros fue un desafío, pero a la vez una oportunidad para albergar diversas actividades del habitante. Por ello, la disposición espacial es peculiar y se adapta a sus preferencias.

Como línea de diseño, y considerando que el espacio estaría parcialmente enterrado, se buscó maximizar la entrada de luz natural. Para ello, se empleó una losa reticular con un domo superior que permite la entrada de luz, convirtiendo al espacio no solo en un refugio, sino también en un lugar donde la luz, los materiales y las proporciones invitan a una experiencia sensorial única.

Los materiales empleados en su mayoría son aparentes: los cilindros no se ocultan, sino que se muestran como parte esencial del proyecto y de la memoria del sitio. Así, se establece una relación formal entre lo antiguo y lo nuevo.